La alimentación infantil, que debe mejorar, no solo depende de los alimentos que haya en casa, sino también de cómo se los ofrezcan a los niños sus padres o cuidadores. No es lo mismo presentar un alimento y respetar el deseo del pequeño por comérselo o no (que es lo que recomiendan hoy por hoy las entidades de referencia en nutrición humana), que chantajearle, presionarle o, peor aún, obligarle a que se lo coma. Pero hay otros factores que también pueden influir en la dieta infantil, relacionados con el ambiente del hogar, como dar ejemplo o crear un entorno «libre de discusiones». Sobre la importancia de los modelos que ofrecemos a los niños en casa se amplía en el presente texto.
Niños: ofrecerles buenos alimentos… y mejores ejemplos
Los efectos beneficiosos o perjudiciales de la alimentación en la salud infantil son, sobre todo, a largo plazo, por lo que conviene tener en cuenta estrategias a largo plazo. Numerosos expertos coinciden en que la responsabilidad de padres o cuidadores a la hora de alimentar a sus hijos no finaliza en el corto plazo, es decir, en el momento de rellenar las estanterías del hogar o cuando se sirve un alimento al niño. Dicha responsabilidad pasa por dar un buen ejemplo al menor, tal y como se amplía en el artículo ‘Educación alimentaria de los niños en base al ejemplo de los padres‘.
No extraña, por tanto, que el portal Science Daily, en mayo de 2012, titulara uno de sus reportajes ‘Eat healthily, your kids are watching‘, que se ha tomado para dar título a este texto. Dicho reportaje detalló los resultados de un estudio en el que se observó que el hecho de que las madres adopten hábitos alimenticios saludables se puede traducir en una dieta sana infantil. La investigación, coordinada por la doctora Megumi Murashima y publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition, también constató que resulta útil alentar al niño a comer de forma sana, pero siempre sin usar la fuerza, las recompensas o los castigos.
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