Limitadas en sus posibilidades de acceder a la educación y a los empleos, sometidas a normas religiosas y sociales que transgreden sus derechos más básicos millones de mujeres en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la igualdad y librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la ONU, han sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida.

Las desventajas de ser mujer en la India pueden observarse desde el momento mismo de la concepción pues muchos padres realizan abortos selectivos cuando se sabe que el feto es femenino, ya que temen que se conviertan en una carga para la familia.

Los últimos datos que ha dado la ONU muestran que por cada 1.000 varones que nacen en el país, vienen al mundo 918 niñas, la cifra más baja desde que hay registros, lo que se traduce en un desequilibrio que puede afectar a toda la sociedad, y que pone al país “en situación de emergencia”, según Mary John, del Centro de Estudios para el Desarrollo de las Mujeres en India.

En Kenia hay más razones para temer ser mujer. Las calles de Nairobi se quedan desiertas durante las Navidades, cuando las familias aprovechan las vacaciones para volver a sus comunidades de origen donde la ablación sigue siendo una práctica arraigada que marca todavía el tránsito social de niña a mujer tras la llegada de la menstruación, según la responsable de programas de la ONG Equality Now en el continente, Grace Uwizeye.

A pesar de que Kenia es uno de los países que más ha avanzado en la lucha contra la mutilación genital femenina, pues en 2011 se estableció una ley que prevé penas desde 3 años de cárcel hasta la cadena perpetua, aún 27% de las mujeres sufren la ablación.

En 28 otros países de África se realiza esta antigua práctica, pero Egipto es uno de los que encabeza la lista: 90% de sus mujeres han sido mutiladas.

En total, 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la mutilación genital femenina, según la Organización Mundial de la Salud, pese a que es una violación de los derechos humanos y aunque no hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a cabo suelen alegar que tiene un respaldo religioso.

Según el informe sobre disparidad de género del Foro Económico Mundial de 2014, Arabia Saudí se ubica en la posición 130 de 142 países analizados (entendiendo el 1 como el país con mayor igualdad y 142 como el que tiene mayor desigualdad). El país que ocupa el último lugar de ese ranking es Yemen, lo que no es de extrañar, pues en esa nación –entre otros problemas- no está establecida por ley una edad mínima para que las mujeres puedan casarse por lo que muchas son forzadas a contraer matrimonio muy jóvenes: 14% de las niñas se casan antes de los 15 años de edad y 52% lo hacen antes de los 18.

El problema de la violencia física o sexual tiene alcance global: 35% de las mujeres en el mundo han sido víctimas de estas agresiones alguna vez en sus vidas, según un estudio de Naciones Unidas de 2013. Etiopía y Bangladesh son los que ocupan el primer lugar en este ranking mundial.

Para el Foro Económico Mundial las perspectivas para las mujeres aún son muy negativas en casi todo el mundo: continuarán con salarios más bajos que los hombres, sufriendo más el desempleo, trabajando más horas por menos dinero y teniendo más problemas para acceder a puestos de responsabilidad. La organización proyecta que, al menos, hasta el año 2095 no existirá igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

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