El mercado está inundado con juguetes para niños y juguetes para niñas y que muchas veces transmitimos inconscientemente roles de género a nuestros niños. Pero las fotografías del Pink and Blue Project impresionan

A través de esta serie el fotógrafo JeongMee Yoon se plantea cuestiones interesantísimas sobre la socialización de género y la identidad, los roles y estereotipos, la relación entre el género y el consumismo, la globalización del consumismo y el nuevo capitalismo.

El proyecto lo comenzó con su hija de cinco años de edad que solo quería vestir con prendas de color rosa y jugar con muñecos del mismo color. El autor se dio cuenta que no era un caso único y empezó a recopilar estas fotografías.

En las imágenes, que el artista recoge desde hace años, se ve a niños y niñas en sus habitaciones rodeados de sus cosas: ropa, juguetes, cuadros, peluches… La diferencia es abismal entre niños y niñas: en ellos, el tono que todo lo inunda es el azul, mientras que las niñas aparecen bañadas en rosa.

Sin embargo, la relación azul-niño y rosa-niña no siempre fue así. De hecho, hasta hace relativamente poco la convención para las niñas era el azul y el rosa era más masculino (relacionado con la fuerza de la sangre, ¿otro tópico de chico-fuerte?).

Por ejemplo, antiguamente el color con el que se identificaba a los reyes era el rojo por su simbolismo y por el hecho de que el tinte de este color era tan caro que muy pocos podían permitírselo. Por eso en muchas pinturas los príncipes herederos, de niños o bebés, vestían de rosa, así como el Niño Jesús.

Por otra parte el color azul se identificaba con la Virgen María (tal vez por la pureza del cielo, o porque también era un pigmento caro…) con lo que llegó a identificarse el color con la pureza virginal, con la suavidad, pasividad… valores tradicionalmente asociados a las mujeres.

Pero también hemos de tener en cuenta que la mayoría de la ropa para infantes era unisex, de tonos claros (blancos, cremas…) y tanto bebés chicos como chicas vestían faldones.

A principios del siglo XX determinados cambios llevaron a que esas identificaciones rosa o rojo-niño y azul-niña empezaran a cambiar, y que hubiera más tendencia a dejar los blancos. Por ejemplo, los pigmentos artificiales que reducían los elevados precios de los tintes azul y rojo, o más tarde la moda de los trajes de marineritos para ellos, que imponían el azul.

Sería tras la Segunda Guerra Mundial cuando tomó fuerza el concepto de igualdad de género y se dio la vuelta a los colores asociados a cada género, así como las conexiones con ellos, hasta que se logró el efecto contrario, como vemos hoy en día. Según JeongMee Yoon, estas costumbres de color son un estándar en todo el mundo (al menos en el mundo en el que existe publicidad de juguetes y ropa y las familias pueden permitirse elegir).

Y mientras que las niñas crecen desciende su preferencia por el rosa (de hecho creo que es un color bastante poco usado en la adolescencia), lo cierto es que las asociaciones originales de estereotipos permanecen.

Precisamente por eso es posible que, chicos y chicas que se sientan fuertes, rebeldes e independientes se alejen de ese «rosa». ¿Pero de verdad tendrán claro que las chicas no tienen por qué maquillarse y pueden estudiar o jugar al deporte que quieran?

Como vemos, que el rosa sea para niñas y el azul para niños es una convención teñida de muchas suposiciones y estereotipos, por eso no nos gusta la distinción. Y nos gustaría ver mucha más igualdad, mucho más «lo unisex», en ropa, juguetes, publicidad, puestos de trabajo, salarios, cuidado del hogar…

Fuente de la noticia (extracto): www.bebesymas.com