Unas familias defienden que sus hijos pequeños se cansan con seis clases seguidas. Otras argumentan que las horas lectivas después de la comida no se aprovechan. Y en medio, profesores y personal administrativo de las escuelas, mayoritariamente favorable a volver permanente la jornada continua que trajo la pandemia a la escuela infantil y primaria.
«Yo me metí en el AMPA para evitar el cambio a la continua. En todos los centros que han querido regresar a partida los profesores se han negado».
La polémica sobre cuál es la mejor jornada educativa para las familias ha vuelto al foco mediático con la publicación de un estudio muy crítico con la deriva de la escuela pública hacia la jornada continua. Sus autores, de ESADE, aseguran que la evidencia científica concluye que es perjudicial para el rendimiento del alumnado, para su desarrollo socioemocional y sus ritmos biológicos, así como para la integración de las mujeres en el mercado laboral y, por tanto, para la economía familiar.
Los profesores, según este estudio, son quienes más se benefician de la jornada continua, que solamente se aprueba tras una votación que exige una participación del 66% del censo, tras la propuesta del consejo escolar, donde están representados docentes, administración y familias.
Representantes de los profesores, como los sindicatos UGT y ANPE, defienden, al contrario que ESADE, que la jornada continua es la mejor «pedagógicamente» para el alumnado. Y abogan porque los problemas de conciliación familiar que puedan suscitarse los asuman otras administraciones públicas, utilizando las instalaciones escolares, pero sin sobrecargar a los profesores.
Las familias están profundamente divididas en este debate. Hay centros donde la tensión hace «saltar chispas», donde los padres han llegado a las manos. Y en los que los foros de Internet se llenan de insultos y amenazas.