Es contradictorio que animemos a los niños a realizar más actividad física y que por otro les pidamos que estén casi toda la jornada escolar sentados en un pupitre, ¿verdad? Si bien tienen momentos para practicar deporte y recreos en los que también se mueven, la mayor parte del día están sentados en clase. Quietos.
Es casi un mantra en clase: «sentados y quietos». Como si estar quietos con la cabeza agachada fuese garantía de que los niños están aprendiendo. Hay colegios que están poniendo en marcha programas para que los niños realicen breves sesiones de movimiento en las aulas. Y funciona. Los niños se centran más y aprenden mejor. No necesitan estar quietos en clase para aprender.
Moverse más para aprender mejor
Tomar breves descansos de movimiento a lo largo del día ayuda a que los niños estén más atentos en clase, y por ende, mejora su aprendizaje. Realizar ejercicios breves en el aula durante 3-5 minutos aumenta la concentración, mejora el comportamiento y la atención.
No es una novedad que el ejercicio físico mejora la función cerebral en los niños. Los niños que practican ejercicio con frecuencia presentan una mejora del rendimiento cognitivo y de la salud cerebral con respecto a los niños que no practican actividad física.
Cada vez más, los colegios están implementando programas para involucrar el movimiento corporal en las clases. Según ha comentado al NYTimes Brian Gatens, superintendente de las escuelas Emerson de Nueva Jersey, “hemos encontrado que el tiempo activo necesario para vigorizar tu cerebro hace que todos esos momentos de quietud sean más productivos».
Un informe de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense señala que los niños que son más activos “muestran más atención, tienen un procesamiento cognitivo más veloz y se desempeñan mejor en las pruebas académicas estandarizadas que los niños menos activos”.
Asimismo, un estudio publicado en enero por la Universidad de Lund en Suecia muestra que a los estudiantes que tienen educación física todos los días, especialmente los varones, les va mejor en la escuela.
El movimiento forma parte de la esencia de todo niño. Necesitan moverse y experimentar para aprender. Recordemos además que hay niños kinestésicos que aprenden mejor a través del movimiento y las experiencias corporales, a quienes el aprendizaje tradicional permanecer sentado todo el día no les ayuda demasiado.
“Los niños no deben estar sentados todo el día absorbiendo información”, opina Steve Boyle, uno de los cofundadores de la National Association of Physical Literacy, cuyo objetivo es llevar el movimiento corporal a las escuelas.
Aprendizaje dinámico
Algunas escuelas de los Estados Unidos, Canadá, México, Irlanda y Australia han puesto en marcha el programa BrainErgizers (algo así como energizadores del cerebro), del cual hay una versión sin costo, que consiste en una serie de videos de tres a cinco minutos de duración con los que los niños realizan ejercicios breves.
Incluyen un rápido calentamiento y después incorporan ejercicio con movimientos de diferentes deportes como béisbol, baloncesto y triatlón. Al final, hacen un ejercicio de relajamiento. Así, de tres a cinco veces al día.
Otro programa similar es GoNoodle. Son vídeos de movimiento para hacer en casa o en la escuela que busca entretener a los niños con ejercicios para correr, saltar, estirar, bailar y la práctica del mindfulnes.
El movimiento vendría a ser como la «gasolina» del cerebro. Y los niños no tienen un gran tanque de reserva; agotan en seguida la gasolina que consumen. Por lo tanto, necesitan estar en movimiento mayor tiempo para poder asimilar mejor el aprendizaje.
Fuente: www.bebesymas.com